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Las Vidas Pasadas de D.G: Izzi, Marcos y “La Negra”

"No creas tus pensamientos, confía en tu cuerpo. La Sabiduría habita dentro, las respuestas las sabrás 
                               con la mano en el corazón". - La Negra -
Chamana

Chamana: “La Negra”

D.G acudió a realizarse una sesión de hipnosis por varias circunstancias, conectando con tres vidas pasadas la mar de curiosas. Motivos como el de haber recibido abusos sexuales por parte de un familiar cercano, tener adicción al tabaco, devaluarse constantemente donde no confía en todo su potencial, sentir que ha sido educada en la energía masculina, desconociendo o anulando lo femenino en ella y tener un trastorno alimenticio en el cual fluctuaba de los atracones a las restricciones extremas.

 

Izzi, el esquimal solitario

El primer viaje de su alma conectó con Izzi, ubicado en el Polo Norte, el cual regresaba con su pesca para poder alimentar a su Clan. Iba muy abrigado, hacía mucho frío pero sabía que su foco tenía que estar en el calor interno que él mismo emanaba bajo esos ropajes, pues sin él, nadie comería. Izzi fue acogido por aquella pequeña aldea tras perder a sus padres en la niñez, fue un hombre solitario el cual tenía claro que “Con la mirada todo se puede decir”, no le gustaba malgastar su energía en pequeñeces. Él era feliz en la sencillez. Al igual que D.G conocía lo que era vivir con dolor, en el desamparo, sin nada ni nadie que te recoja o cobije. En aquella aldea todos cuidaban de todos pero existía cierta lejanía, de hecho Izzi nunca supo lo que era el amor y compartirlo. Izzi nos ayudó a que D.G se liberase de esa parte fría, solitaria y ausente de ese amor. Izzi quiso que D.G experimentase lo que es la vida, el goce, el amor. Le liberó de ese miedo a volver a sentir ese desamparo.

Marcos, el vocalista de los años 60

“Me siento capado”, fueron sus primeras palabras. “Tengo que ser un macho y sin embargo me siento muy femenino”. Delgado, muy alto pero cabizbajo… “he perdido mi fuerza”. Marcos, el vocalista de un grupo de los años 60, de melena rubia, mallas acampanadas de leopardo, usaba sus canciones para canalizar toda su rebeldía y sus enfados. Su familia no le aceptaba. Vivió el amor en secreto y en el silencio, nunca pudo confesar el amor que sentía hacia otra persona debido a la sociedad en la que nació donde podría ser bastante penalizado. Y al no poder vivir ese amor, también le hizo sentirse aún más capado. Marcos representaba la parte femenina de D.G. Le animó a desbloquear las caderas, de hecho los ovarios de D.G estaban deseosos de atención, de que ella les diera atención y escuchase, “ya es hora de que nos escuches, de que disfrutes”. Marcos falleció en un accidente de tráfico sin apenas haber llegado a los 40 años. Dándose cuenta de que tuvo toda la libertad del mundo para ser feliz, pero se focalizó en que su familia nunca le terminó de aceptar y restringía esa parte femenina en él. Marcos localizó en D.G una especie de nebulosa en la cabeza la cuál le impedía conectar con su parte femenina a ella. Al liberarla, a ella le hizo aterrizar el sentir que podía vivir perfectamente en equilibrio, sin irse a los extremos de las restricciones o los atracones. Vio que era posible, que una con la otra fusionadas se llegaría a cierto equilibrio que le haría caminar más liviano. Marcos también fumaba muchísimo, nos confesó que era su modo de evadirse, de sentir que si no lo hacía “no podría sostenerse”. D.G se sintió identificada con la confesión de Marcos, de hecho dijo que ella sentía que sin el tabaco no podría sostenerse, pues su vida había sido demasiado y no podría sostenerse. A lo que Ángela puntualizó: ¿Un cigarro es capaz de sostener toda la vida que has tenido? ¿Si quitamos el cigarrillo no seguirías en pie? ¿Es el cigarrillo el que hace la magia de que sigas aquí? Esa creencia a través del tabaco se le difuminó. De hecho luego hicimos una progresión 10 años hacia delante para ver cómo estaría D.G si continuase fumando y conectó con que tendría una enfermedad. La D.G del futuro le dijo: “Lo que falla soy yo, viene de mí, he de girar la mirada hacia mí”. Dándose cuenta de que para bien o para mal, ella misma crea su realidad, su vida y sus resultados.

La Negra, la chamana latina

De pronto, D.G sentía que había una mujer con mucho poderío, una chamana de cabello negro y largo, descalza, hechicera, con mucha fuerza y silenciosa que estaba merodeando por ahí. Le dimos permiso para que se acercase a compartir con nosotras. Nos confesó que ese “poderío” lo tenemos todas las mujeres en nuestro interior, ya está en cada cual activarlo o no, pero todas lo tenemos. “La Negra” le invitó a D.G a que sacara a la luz todo su potencial, pues tiene mucho que compartir, incluso le dijo que los excemas que tenia en su dedo anular derecho tenían que ver con su “miedo a dar, a servir”. Le indicó que no tuviera miedo a expresar su sabiduría interna, pues poniendo su mano en su corazón conectaría con todo su saber, con su visión y con su coherencia interna para saber por dónde continuar. No tenía que esperar a que nadie le validase o cogiese de la mano para salir al mundo, lo único que tenía que hacer es validarse ella a sí misma, y así, todo se daría. De dentro, hacia afuera. 

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Corolario:

Fue una sesión preciosa, “La Negra” le limpió de toda marca, memoria o dolor del abuso que recibió en su niñez, recargó y transformó estas zonas, activando a su vez todo el poder interno que ella tenía. Hubo muchas tomas de consciencia a lo largo de la sesión que no abarcaríamos a resumir. Pero en definitiva, D.G acabó la sesión llena de amor, sintiéndose completa y con mucha fuerza interior, de hecho confesó que sentía sus caderas muy “bailongas” con ganas de moverse y activar toda su creatividad. Su sesión cogió una línea empoderadora, donde su alma e inconsciente eligieron tales experiencias para activar en ella el empujón que requería en ese preciso momento.

 

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